«La mejor introducción al mundo online, es el mundo offline».
– Catherine L’Ecuyer –
Vivimos en la era de la tecnología. Las pantallas están en todas partes y tener un dispositivo electrónico como un smartphone, mas que ser un lujo o un capricho, se ha convertido para muchos en una necesidad, ya sea por trabajo o uso personal.
Son muy útiles a la hora de buscar cualquier tipo de información que necesitemos, algo realmente fascinante desde mi punto de vista.
El uso que le damos es múltiple. Pedir cita en el médico, hacer coaching online, mantener el contacto con familiares y amigos que viven lejos, saber el tiempo que hará en el lugar al que iremos de viaje, hacer la compra, tener acceso a miles de recetas y acceder a videos en los que te explican desde sumar y restar o tocar un instrumento, hasta cómo construir una casa en un árbol. ¿No es esto maravilloso?
También existen muchas aplicaciones educativas que son muy útiles para todas las edades y que sirven como complemento a la hora de adquirir ciertos conocimientos o ponerlos en práctica.
Pero también sabemos que las pantallas tienen una capacidad hipnótica tremenda. Siendo honestos con nosotros mismos, sabemos que en muchas ocasiones estamos haciendo un uso excesivo de los móviles o tabletas.
Y los niños no van a ser menos. Para ellos, son dispositivos sumamente atractivos que les enganchan automáticamente. Esto lo podemos observar cuando nosotros, de manera inconsciente y automática, les dejamos nuestro móvil o tableta y, de repente, nuestros hijos desaparecen, se esfuman como por arte de magia.
Podríamos decir que es a lo que más atención le prestan, pero según nos dice Catherine L’Ecuyer, Doctora en Educación y Psicología y autora del libro Educar en el Asombro, lo que observamos en los niños “no es atención, es más bien fascinación, una actitud pasiva del que busca sensaciones nuevas”.
Estudios realizados por principales asociaciones de pediatría concluyen que en los niños el uso de las pantallas se asocia a adicción, disminución en el vocabulario, impulsividad, entre otros.
Como madre y educadora infantil entiendo que es importante conocer cuáles son las consecuencias del uso de las pantallas, los riesgos, las ventajas y cuáles alternativas tenemos para no dejar que nuestros niños caigan en el uso excesivo de estos dispositivos.
Según la Academia Americana de Pediatría, el «screen time» o tiempo de pantallas en niños son las siguientes:
- 0 – 2 años: Nada de pantallas.
- 2 – 5 años: Entre media y una hora al día.
- 7 – 12 años: una hora con un adulto delante. Nunca en horas de comidas.
- 12 – 15 años: Una hora y media.
- + de 16 años: Dos horas.
Confieso que no he llevado esto a rajatabla y en algunas ocasiones mi hijo ha superado el tiempo de uso recomendado. Esto me ha dado la oportunidad de comprobar que realmente cuando Nicolás ha estado mucho tiempo con la tablet o el móvil, su nivel de ansiedad aumenta. Ahora, como padres, somos muchos más conscientes y hemos establecido algunas normas.
Por suerte tenemos mucha información sobre este tema y cada familia debe evaluar lo que es más adecuado.
Pienso que la clave del asunto está en el balance. Lo más importante es que el uso de pantallas no afecte al desarrollo de los niños, las horas de juego, el descanso o a la relación con sus padres e iguales. En definitiva, no debe interferir en las experiencias de vida que son fundamentales para su crecimiento y evolución.
Por Clara Priede (Enero 2020)